Esta enfermedad no ha enseñado a decir adiós rápido y eficazmente. Nos mostró que nuestra fragilidad esta en aquello a lo que no escuchamos de nuestro interior. Me hizo pensar en que el arrepentimiento que cargas durante toda una vida es un lastre que te mantiene en una continua repetición de patrones ocultado hasta que llego esta nueva normalidad.
…el anuncio del encierro voluntario fue la noticia que provoco, en mi caso, la escases de trabajo. Poner orden y hacer lo que tenía postergado por meses o incluso años fue la manera de mantener “el control”.
Recuerdo que en la universidad tenía un anillo de jade jaguar y este un día se rompió; resbalo de mi dedo y seguramente no fue más de tres centímetros lo que recorrió antes de hacerse añicos. Mi amigo Javier, artesano que lo hizo, me dijo que absorbió toda la energía que buscaba hacerme mal y por eso se rompió así. Desde ese entonces pongo mucha atención a todo lo que se rompe a mi alrededor, casi siempre es un aviso…
...llevo años iniciando mis días con una taza de café, no importa la calidad, cantidad o lugar, solo sé que todos los días deben de iniciar con una taza de café. El ritual que realizo para prepararme el café matutino es la diferencia de mi casa a las del resto del mundo, es el momento de sentarme para prepararme y enfrentarme al día. Tengo tres opciones de cafeteras, depende el tiempo que tenga o el tipo de café que haya en la despensa lo que determina que cafetera ocupare. Mi primera opción siempre es molerlo y prepararlo en la moka, la segunda es capsulas intensidad ocho a diez y como última, cuando ya solo queda el café molido ocupo la cafetera de goteo... esta es mi última opción para seguir...
Aceptar, ajustarte, cambiar. Verte al espejo, ver lo que has sido y mantuviste oculto entre “las múltiples tareas” pero ahora ya solo queda esa voz que te dice que debes seguir.